31 DE DICIEMBRE DE 2008
Hoy dejo atrás las cosas que no me sirvieron, los proyectos que no se completaron,los amores a medias, los poemas por hacer, las deudas pendientes,
los corajes contraídos, los pleitos mal entendidos, las amistades truncadas.
Hoy cierro otro tomo de mi vida, el 2008, queda guardado en el baúl de los recuerdos, lo que allí escribí no se podrá modificar, la palabra mal dicha, el abrazo negado, una caricia, la voz hiriente. Nada podrá ser igual, nada recuperaré.
Hoy mis logros, mis risas y mis llantos quedan en ese tomo, cierro páginas de mi vida, un ciclo más, un año, que queda atrás.
En este año que culmina no hay porque abrir heridas que están cerradas. Un ciclo que termina, un nuevo círculo a cerrar.
Hoy agradezco a Dios por estos 365 días, por las páginas que a diario escribí, por las veces en que al término del día terminaba con una sonrisa o algún llanto, por todo cuando en mí nació, floreció y hechó raíces.
Agradezco a la vida este año obsequiado, las personas que conocí, los que dejé atrás, los que no veo, los que están cerca, los que saludo y los que no.
Por todo el amor recibido, por la caricia otorgada, por mi familia, por mis amigos, por quienes en mi corazón dejaron un recuerdo.
Gracias Padre, por cuanto me diste, por lo que me quitaste por no considerarlo necesario para mi vida, por los retos logrados, por los éxitos culminados, por las metas propuestas, por los objetivos trazados, porque al llegar el término, tengo tanto que agradecerte, por tomarme de la mano, por estar conmigo en estos 365 días, por saber que soy tu hija.
Bendice a mi familia: a mis padres, los que me dieron vida, a mis hermanos: mis camaradas, mis compañeros de sangre, el significado de unión para mi vida; bendice a cada una de sus familias, a los niños que son los ángeles del hogar, bendice a mis amigos, que comparten conmigo mis tristezas y multiplican mis alegrías; a mis compañeros de trabajo, con los que comparto parte de mi esfuerzo. Bendice a cada una de las personas que me pones a lo largo de mi vida, quienes no llegan a mi por azar, sino por una misión encomendada; o algo que debo aprender o alguien a quien ayudar.
No me cansaré de agradecerte, por las personas que me recuerdan a diario, por quienes piensan en mí, por quienes valoran la persona que soy y por quienes alejas de mi lado por considerarlo conveniente.
Gracias Señor, por el trabajo que tengo, porque puedo llevarme el alimento a la boca, por el aire que respiro, por los días soleados y los días nublados, por los días de lluvia y los días de calor. Por las fatigas y por las recompensas.
Hoy que termina el año y comienza otro señor, tengo tanto porque agradecerte y tan poco por qué pedirte, si me has dado exclusivamente lo que merezco.
Gracias por ir siempre delante de mi guiando mis pasos.
AMÉN.
Tu creación: ROSALINDA OROZCO VILLATORO
